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¿Cómo funcionan?

El funcionamiento de los ionizadores de aire se basa en la atracción electrostática entre partículas con carga eléctrica de diferente signo. Los ionizadores crean iones negativos (aniones) utilizando electricidad. Estos iones son liberados al aire dónde atraen a las partículas con carga positiva, como son el polvo, bacterias, polen y otros muchos alérgenos y sustancias que pueden estar suspendidas en el aire.

Al unirse con los iones, las partículas se hacen demasiado pesadas para mantenerse en suspensión y van cayendo al suelo. Para limpiar el suelo se recomienda aspirar o fregar pero no barrer para evitar levantar las partículas y devolverlas al aire. Muebles y otras superficies se deben limpiar con paños húmedos.

El papel del ozono y su peligro potencial

La mayoría de partículas presentes en el aire de la atmósfera baja, dónde estamos nosotros, presentan carga positiva. Algunos fenómenos naturales, como las tormentas eléctricas o el efecto de la luz solar en las cascadas de agua, generan iones negativos, principalmente ozono (O3), que purifican el aire de forma natural. El ozono es el responsable del olor a aire fresco y limpio que se da durante tormentas eléctricas o cerca de cursos rápidos de agua.

El aislamiento de edificios bloquea la libre circulación del aire atmosférico, impidiendo también el paso de estos iones negativos formados de forma natural. Los ionizadores de aire intentan revertir este desequilibrio generando iones negativos de forma artificial, entre ellos ozono. Además de ayudar a retirar partículas del aire, el ozono también dificulta el crecimiento de gérmenes y desodoriza el ambiente.